Parece mentira, pero cuanto se encuentran presentes en mi vida, las personas que nos han dejado. Parece un contrasentido, verdad, pero no lo es. Un pequeño gesto, una expresión repetida, un aroma, una canción…….cualquier excusa es buena para que el recuerdo te haga la jugarreta y te los traiga directitos al presente. A mi personalmente me pasa muy a menudo. Mis abuelos y mi padre vienen y van continuamente en mi vida, incluso mas que cuando estaban con nosotros.
Con esto no quiero decir que mantenga conversaciones interminables, como hace Pilar Eyre con sus padres, en su libro “Mi color preferido es verte”, pero si, vienen y van, me recuerdan lecciones aprendidas y me sacan de vez en cuando una sonrisa. Por eso cuando pensé en traeros esta receta, que por otro lado tiene su historia propia, quien en primer lugar me vino a la mente fue mi abuela.
Mi abuela se llamaba Eugenia, un nombre precioso para mi gusto, pero desde siempre su padre, mi bisabuelo, la llamó Emili. La razón, todavía hoy la desconozco y creo que salvo que alguien en la familia lo recuerde, me quedaré sin saberlo.
Aunque ese era su nombre, a mi abuela siempre la hemos conocido como “Abue“, es como siempre la hemos llamado en casa entre las nietas. Miento, cuando yo era pequeña, siendo la primera nieta, la bauticé como “Agua”. ¿Por qué? no me digáis, supongo que una cacofonía de lo que en mis primeras palabras pronunciadas, repetía como la palabra “abuela”. La llamaba así, hasta que un desdichado malentendido con unas clientas, porque ella tenía comercio, nos obligó a las dos, a modificar de común acuerdo el “nombre”. Desde entonces seguro que hará mas de 40 y tanto años, siempre ha sido “Abue“.
Pues bien, “Abue” nació en Cuba, de padres españoles, pero en Cuba. Con algo mas de 8 años regresaron a España, y ya nunca volvió a ese país caribeño. Ella recordaba el malecón, sobre todo el malecón de La habana, con su padre…. Hace unos años, mi hermana Eva, en uno de sus viajes a Cuba, encontró la casa donde nació, que aun sigue en pie. Así que este postre con una fruta tan tropical como el coco, me recuerda a ella y a ella va dedicado. Una mujer fuerte y luchadora, trabajadora incansable, estupenda cocinera, con un gran corazón, que adoraba a su familia y que este mes entrante cumpliría años. No os voy a decir cuantos, porque ella era muy presumida, y lo que ella no hubiera dicho en vida, no voy a decirlo yo, una vez que se ha ido.
La historia del postre, sin embargo tiene otros origenes y se situa en un postre que probé en un restaurante de Bilbao. Se trataba de una cuajada de coco con una infusión de frutos rojos. Desde entonces, hará casi un año, llevaba pendiente traeros este postre, porque auna dos de las cosas que mas me gustan, la cuajada y el coco. Ni que decir tiene que esta cuajada está muchisimo mas rica que la que probé en ese restaurante, (modestia a parte), porque aquella carecía de coco rallado en su interior y por otra parte tenía poco sabor a coco.
Esta es cremosa hasta decir basta, y con un intenso sabor a coco, que aquellos a quienes os gusta, la disfrutaréis de lo lindo. Solo os digo que no podréis probar solo una. La he coronado con frutos rojos, en lugar de con una infusión, porque tampoco la infusión le aportaba demasiado. Sin embargo los frutos rojos, con su acidez estallan en la boca y son el contrapunto ideal para el aromático y cremoso sabor del coco.
Además es sencilla y rápida, porque muy a mi pesar no está preparada con cuajada casera con su leche y su cuajo, sino con uno de esos sobrecitos de cuajada. Os tengo que confesar que he tratado de preparla así, pero si quería obtener un profundo sabor a coco incorporando leche de coco y coco rallado, no cuajaba como debiera. Seguiré probando, no lo dudeis.
En cualquier caso, tiene a su favor que se prepara en un abrir y cerrar de ojos, y que es de esos postres “anti-estress”, que puedes tener preparado con antelacion para una comida con invitados, sin que tener que servirlo, te mantenga alejada de las conversaciones de la mesa y te produzca ningún sobresalto. Estoy convencida que si entre vuestros comensales no hay nadie que desteste el coco, porque el coco es lo que tiene, (están quienes lo desean y quienes lo detestan) triunfaréis.
Eso si, como véis lo he presentado en tazas de té antiguas. Y es otra de las cuestiones que desde hace tiempo quería compartir con vosotros. Porque esas preciosas tazas que guadáis con todo el mimo del mundo en la alacena, os pueden servir además de para disfrutar de un buen té o café, para sacar a pasear vuestras tacitas y presentar postrecitos de este tipo, vease, cuajadas, panacottas, mousses, yogurt… No me digáis que no quedan de lo mas chic y resultonas. Se quedarán con la boca abierta.
Y ya no me lío mas, vamos con la receta que es de lo mas sencilla:
INGREDIENTES: ( Para 5 tacitas )
- 250 ml de leche entera
- 250 m de leche de coco
- 100 gr de coco rallado
- 1 sobre de cuajada
- 2-3 cucharadas de azúcar (al gusto)
- Frutos rojos y mas coco rallado
PREPARACION:
Diluimos el sobre de cuajada en un poquito de leche.
Ponemos un cazo mediano con la leche de coco, la leche entera restante y el coco rallado.
Cuando comience a hervir, retiramos del fuego y añadimos el vaso de leche con el sobre de cuajada diluida y el azúcar.
Dejamos que retome el hervor, sin dejar de remover con una cuchara de madera.
Retiramos del fuego vertemos con cuidado en los recipientes donde vayamos a servir.
Dejamos entibiar sin mover, y al frigo al menos 3-4 horas. A mi me gusta dejarlo toda la noche y tomarla fresquita.
A la hora de servir coronamos con unos frutos rojos y espolvereamos coco rallado por encima.
Cremosa e intensa en cada bocado.
A disfrutar.
Virginia
angie
Se podría hacer con gelatina?
No me gusta mucho utilizar los sobres de cuajada ya que el agente gelificante es carragenato.
Gracias
maria
Una historia preciosa. La has ambientado a la perfección.
En las fotos, te has superado. Las tazas me encantan.
Otra receta pendiente de hacer.
Saludos cordiales Virginia.
Hampton SC
Preciosa historia familiar + preciosas fotografías, como siempre + postre que me va a encantar hacer = ¡me encantó es post!
Chez Silvia
Cuanta razón y dulzura en todos los sentidos hay en esta entrada. Yo también relaciono momentos, vivencias, olores o recetas con seres queridos, sobre todo con mi abuela que erala gran cocinera y a ella le debo su aire francés al blog y mis ilusiones. Creo que tener estos recuerdos es bueno para uno mismo, es más no hay que olvidarlos y me encanta que los hayas compartido porque así una no se ve rara en estas cosas.
Porsupuesto que la receta la probaremos, me falta la latita de leche de coco que compraremos esta semana. Bss mil guapisima.
Miguel
Sencillamente una entrada en todos los aspectos preciosa !!!
besos
Miguel
lareposteriademiguel.com
Maria de los Angeles
Marga , arriba ese ánimo !!!, me identifico contigo y el día de la madre tiene que ser recordado con la alegría de cuando ellas estaban .
Yo uso las tazas que me regaló mi madre cada día en su honor .
Y a partir de ahora las voy a utilizar para postres también.
Este postre lo haré el día de la madre . Decidido!!!!!
Saludos cariñosos de Mª Angeles.
Fernanda
Preciosa historia, y preciosa la receta con todo su paisaje, tan evocador. Enhorabuena.
marga (per anar fent gana)
BUFFF que me has hecho emocionar virginia , yo relaciono también vivencias y recetas con mi fallecida madre que en unos días ya serán 5 años sin ella .justamente el dia de la madre como cada año no me libro que coincida el dia , es todo un mundo de sensaciones que no puedo evitar y justamente estos días que estoy mas cerca de mi padre ya que estuvo unos días mal miraba sus tazas sus preciosas tazas y le dije cuantos juegos de café o te teneis? y me dice llévatelos todos que no se que voy hacer con tantas tazas . tazas que son exquisitas joyas como las tuyas .
le dije un dia me llevare un juego y cuando no estes ya repartiremos a suertes entre los hermanos , me dijo llévatelas tu antes que tus hermanos ni las valoren . enfin que vaya post el tuyo de hoy rozándome la piel rozándome el corazón y que imágenes tan bonitas como siempre que me sumerjo en tu blog para vibrar hoy mas que nunca virginia (porque estoy super sensible con la llegada del dia de las madres) te abrazo fuerte dándote las gracias . por revivir en mi mente momentos de felicidad en estos instantes leyéndote y compartiendo recetas en mi memoria junto a ella
un beso
Dolores-Mi Gran Diversion
La receta me encanta y me la llevo a pendientes, yaaa y que maravilla de fotos, atrezzo y relato.
Bss
Mónica García Centeno
Pues mira, por ejemplo leyendo tu entrada por supuesto que una se acuerda de los seres queridos. Yo que perdí a mis padres muy joven siempre tengo una sensación de vacío dentro que se que me acompañará toda mi vida. El postre me encanta porque soy muy de cuajadas, y con el coco a ver qué tal sale. Los sobres de cuajada son muy socorridos para muchos postres, la verdad. Un besote y feliz semana.
Monie
Beatriz Tobegourmet
Preciosa entrada. Yo también soy muy de relacionar recetas con historias y vivencias, ya lo sabes y me ha gustado en este caso ejercer de lectora. Esas cajas me chiflan!. Y todo el atrezzo, claro que hay que sacar esas tazas a pasear! Y ahora que es verano con helado genial! Me conmueve como describes las presencias de los ausentes. Un beso.
Montse_abellbulto
Sencilla y deliciosamente delicada receta, con lo que me pirra a mi el coco! Pero me llega tanto o más lo que cuentas…cuántas veces un aroma, un gesto, una mirada te recuerda a los seres queridos, aquellos con los que compartiste unos años de tu vida. Yo creo que es directamente proporcional el recuerdo con la edad que vamos teniendo, y no se diluye con los años, sinó al contrario. Preciosas fotos y excelente luz. Una delícia Virgina. Petonets
Chelo.- Cogollos de Agua
Pero que verdad más grande!, están más presentes en su ausencia que en su presencia (en el caso de mis abuelos, no en el caso de mis padres que estaban superpresentes todos los días 🙁 , ). Cierto es que nos sacan algunas sonrisas y alguna lagrimilla también, ¿verdad?
……Bueno, bueno, bueno, copiada de pe a pa la receta, sencillísima y estoy segura que deliciosa.
Un besazo guapa!