Sabéis que soy fan incondicional de la leche tradicional y todos sus derivados, pero también de los frutos secos y los cereales, así que no es de extrańar que de un tiempo a esta parte me haya hecho fan absoluta de las leches vegetales. Pero ojo, no las comerciales, sino las caseras, porque nada tienen que ver las leches vegetales preparadas en casa con las que existen a la venta.
Por de pronto las leches vegetales que adquieres envasadas rara vez son solo eso, están cargadas de aditivos y conservantes que no solo las cambian el sabor, sino que a mi parecer las distorsiona su propio valor alimenticio.
Y la verdad es que a pesar de lo que pudiera parecer es muy sencillo y nada engorroso prepararlas en casa.
Solo NECESITAS:
- Una batidora de vaso. En el mercado encontraréis desde batidoras muy económicas hasta potentes robots que os servirán para mucho mucho más que preparar smoothies o leches vegetales. Yo estoy super enganchada a los smoothies de frutas y verduras, así que le doy muchísimo uso a la mía. Pero si tienes algún robot tipo thermonix o Moulinex i-companion, no te hará falta hacerte con una batidora. No os recomiendo la de brazo, tardarías un montón y no creo yo que sería lo mismo.
- Una gasa o bolsa de filtrado. Es el equivalente a la tela quesera, pero yo cuando me di cuenta lo que me gustaban las leches vegetales, me hice con una bolsa de nylon, que es fácil de limpiar y filtra perfecto. La inversión es mínima la verdad y le das mucho uso. Elegid alguna que se limpie y seque bien y rápido.
- Botellas y frascos de cristal para conservar las leches y poner a remojo los frutos secos y/o cereales. Ten a mano unas cuantas de diferentes capacidades y si pueden ser bonitas. No sabes como alegran el ojo. En Claudia & Julia tenéis estas de Luigi Bormioli que a mi me encantan y uso casi a diario.
La MECÁNICA es prácticamente la misma en las tres.
- Remojo por 8 horas y no más de 48, cambiando cada 8 horas el agua.
- Tiramos el agua de remojo y enjuagamos bien bajo el grifo
- Triturado con agua, preferiblemente filtrada o embotellada.
- Colado con una bolsa o gasa. Parece engorroso este paso, pero es sencillisimo.
- Llevar a frasco o botella de cristal y al frigo.
Su CADUCIDAD es de 3-4 días en el frigo porque no llevan conservantes, pero como veis se hacen un abrir y cerrar de ojos.
Luego puedes ENDULZARLAS, bien triturando 2-3 dátiles con ellas, o añadiendo una cucharadita de Sirope de Arce o miel, o sirope de agave o estevia y también puedes AROMATIZARLAS con canela, vainilla, cacao, o la especie que más os guste. La leche de avellanas con cacao es una ricura.
Yo no suelo endulzarlas cuando las preparo, porque depende del uso que le vaya a dar, si la voy a utilizar para preparar un postre, o un pastel lo hago entonces y si me apetece tomarla como batido o bebida refrescante la endulzo en ese momento. De hecho la leche de almendras me gusta mucho tomarla fresquita tal cual, es una especie de picoteo sano que me encanta.
Lo mejor es que los RESTOS SÓLIDOS que te quedan tras el filtrado NO SE TIRAN¡¡¡¡ Se secan y se convierten en harina del cereal o fruto seco y los puedes añadir a tus preparaciones y platos. De hecho se pueden congelar e ir sacando según necesidades. De esta forma aprovechamos todos.
Mis preferidas, después de mucho probar son la que yo llamo la “Triple A”, Almendras, Avellanas y Avena. Cada una en su estilo está divina, y cada una tiene unas propiedades distintas que veremos. La leche de almendras sabe a pastel, a veces con un punto de almendra amarga que me entusiasma. La de avellanas si la mezclas con cacao es como un batido, que recuerda a la Nocilla, y la de avena es más suave, pero a mi la avena es que me enloquece y esta leche de avena me recuerda al porridge del desayuno.
Son ideales para tomar como tentempié, después de una sesión de deporte y para preparar postres y bizcochos y para añadir a platos salados también. Yo como sabéis soy fan de los lácteos, así que no suelo utilizarlas de manera habitual para sustituir a la leche de vaca, sencillamente las alterno, pero si la tengo a mano la uso también con el café que le da un punto a postre rico..
Cada una de ellas aporta los nutrientes derivados del cereal o fruto seco que utilizas. Os recomiendo si os gusta la cocina vegana un libro que para mi desde que salio hace cosa de mes y medio me ha enloquecido “AMA, COME, VIVE, BRILLA“ de Elka Mocker, y mira que ya sabéis que yo no soy ni vegana ni vegetariana, pero es de lo mejor que he visto en español en este tipo lectura. Ahora estoy experimentando, pero en breve os traeré dos o tres recetillas que ya tengo fichadas y que estoy ensayando.
Vamos con las RECETAS:
Dificultad: Fácil
Tiempo:
- 8 horas de remojo
- 5 minutos
LECHE DE ALMENDRAS Y AVELLANAS
INGREDIENTES: (Para unos 800 ml)
- 140 grl (1 Taza) de Almendras o Avellanas Crudas con piel*
- 800 gr de agua*
- 2-3 Dátiles o 1 Cucharada de Sirope de Agave o Miel (opcional)
- 2-3 Cucharadas de Cacao desgrasado sin azúcar o harina de Algarroba (opcional-pero para la leche de avellanas resulta delicioso y para los peques mucho más sano)
* Esta proporción es para mi la ideal, ya que si añades 1 litro de agua, la leche queda muy diluida
PREPARACIÓN:
- Ponemos en un frasco o bol pequeño, las almendras o avellanas crudas con piel y las cubrimos con agua hasta dos dedos por encima. Dejamos en remojo al menos 8 horas. Puedes dejarlas entre 8-24 horas, pero en ese caso cambia el agua cada 8 horas. Yo suelo hacerlo durante la noche y a la mañana siguiente tengo en 5n minutos mi leche vegetal.
- Al día siguiente, colamos desechando el agua de remojo y enjuagamos bajo el agua del grifo.
- Ponemos las almendras o avellanas en el vaso de la batidora o del robot de cocina y añadimos los 750 ml agua, trituramos durante un par de minutos.
- Colamos la preparación con la bolsa de filtrado, para separar el liquido de los restos de almendra o avellana, exprimiendo bien para obtener la mayor cantidad de líquido.
- Si queremos endulzar o añadir cacao, ponemos ahora la leche en el vaso de la batidora con los endulzantes, cacao o aromatizantes a utilizar y mezclamos de nuevo.
- Llevamos a una botella de cristal y de ahí a la nevera. Dura entre 3-4 días y sabremos que se ha puesto mala porque tendrá un olor ácido.
- La pulpa de almendra o avellanas resultante, la podemos conservar en el frigo durante el mismo tiempo, o congelar en bolitas, para luego utilizarla en otras preparaciones, como pasteles, con el yogurt, o desecándola como harina. Es pura fibra.
- Estas leches no deben hervirse o sobrecalentarse, pues se cortarían. Puede ocurrir que de estar en el frigo se separe la grasa del resto, en este caso solo tenéis que batirla para integrarla. Eso si, cuanto más potente sea la batidora utilizada más difícil será que esto se produzca esta separación.
Estas leches no contienen gluten y si un alto contenido en fibra y una grasa “buena” por lo que son ideales para ayudar a luchar contra el colesterol, aunque debido a su contenido en grasa debe consumirse con moderación. Además la leche de almendras es rica en potasio y la leche de avellanas entre otras, es rica en Vitamina E que es antioxidante y contiene ácido fólico.
LECHE DE AVENA
INGREDIENTES: (Para unos 800 ml)
- 100 gr. de copos de avena o granos de avena
- 800 ml de agua
- 1 pizca de sal
- 1 cucharadita de semillas de sésamo (opcional)
- 2-3 Dátiles o 1 Cucharada de Sirope de Agave o Miel (opcional)
* Esta proporción es para mi la ideal, ya que si añades 1 litro de agua, la leche queda muy diluida, pero eso a vuestro gusto.
PREPARACIÓN:
- Ponemos en un frasco o bol pequeño, los granos de avena y los cubrimos con agua hasta dos dedos por encima. Dejamos en remojo al menos 8 horas. Puedes dejarlas entre 8-24 horas, pero en ese caso cambia el agua cada 8 horas. Si utilizáis copos de avena no es necesario el remojo, ya que el remojo sirve para activar las semillas.
- Al día siguiente, colamos y enjuagamos bajo el agua del grifo.
- Ponemos los copos o semillas de avena en el vaso de la batidora o del robot de cocina con las semillas de sésamo si las utilizamos y añadimos el agua y la pizca de sal, trituramos durante un par de minutos.
- Colamos la preparación con la bolsa de filtrado, para separar el liquido de los restos de almendra o avellana, exprimiendo bien para obtener la mayor cantidad de líquido.
- La leche de avena no tiene la grasa de las leche de avellanas o frutos secos, por lo que suelen aconsejar triturarla con una cucharadita de semillas de sésamo que también aportan calcio
- Si queréis endulzarla o aromatizarla trituráis ahora la leche con los dátiles o mezcláis con los endulzantes y/o aromatizantes.
- Llevamos a una botella de cristal y de ahí a la nevera. Dura entre 4-5 días.
- Los restos de avena se pueden utilizar para mezclar con el yogur o para preparar pasteles
La leche de avena favorece la flora intestinal, es saciante y ayuda a reducir el colesterol. Además la avena es rica en en vitaminas del grupo B, hierro, calcio, sodio, potasio, fósforo, magnesio, omega 6, cobre, cinc, oligoelementos y avenina, un alcaloide que tiene efecto calmante.
Ya tenemos nuestras leches vegetales listas para disfrutar. Son una opción fantástica para los intolerantes a la lactosa, y una delicia para los que tenemos la suerte de no serlo, nos gusta la leche, pero también disfrutar de otros sabores en nuestros postres, nuestras preparaciones de repostería, como bebida refrescante de picoteo y por supuesto para acompañar el café o té de la mañana.
A disfrutar.
VIRGINIA
Hola Virginia, una duda, si utilizamos copos no los remojamos directamente trituramos